El futuro no es nuestro ni vuestro; es suyo

Para ilustrar lo que digo me baso en dos ejemplos: éste y éste otro. Y tras el breve paréntesis comienzo.

La época de la cultura europea, en la que se incluye Estados Unidos mal que les pese, ha pasado. Se ha acabado y la hemos visto morir sin hacer nada para cambiarlo. Nosotros hemos dejado que vaya desapareciendo poco a poco. O tal vez se tenía que ir y no había nada que hacer para evitarlo. No lo tengo muy claro, la verdad.

Pero la exaltación del individualismo no es la clave hacia el futuro. Da igual lo preparados que estemos a nivel individual, los que lo estemos, porque sin colaboración no somos nada. El tiempo en el que una sola persona podía cambiar el mundo pasó hace mucho pero no nos dimos cuenta. O no nos quisimos dar.

Sin embargo allí a tomar por el saco a mano derecha, lo que los literatos llaman Lejano Oriente hay otra corriente de pensamiento. Lleva milenios gestándose, pero ha sido la globalización la que ha propiciado su auge y su futuro predominio. Es posible que Japón sea una potencia económica en decadencia, pero ha sentado las bases para los que la seguirán. Naciones con una conciencia colectiva en la que lo que prima es el bienestar de la comunidad por encima del individual. Es, sin lugar a dudas, una postura alienante que menosprecia al individuo; pero visto hacia dónde van las cosas creo, sin lugar a dudas, que es el esquema que prevalecerá.

Y sin embargo no creo que sea el correcto; o al menos en ciertos planteamientos. En esa sociedad si la corrupción infecta los puestos altos, ¿quién será el primero en romper el paso si les han enseñado que deben marchar todos juntos? Pero con todo y con eso prevalecerán. Y no podemos hacer nada por evitarlo. O puede que sea que no queremos hacer nada por evitarlo porque sabemos que, en el fondo, obramos mal cuando pudimos.

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