Si nos engañan es porque nos dejamos.

La culpa es siempre nuestra.

Así, la primera en la frente. Si no me lío con el origen hay un proverbio árabe que dice más o menos "Si me engañas una vez la culpa es tuya, si me engañas otra vez la culpa es mía". Y no le falta razón.

A lo largo del tiempo uno va viendo cómo la gente se deja adormecer por bonitas palabras, permiten que les engatusen con argumentos falaces y premisas equivocadas. "Lo hacen por nuestro bien" y "Ellos sabrán lo que hacen, que son los que mandan" o similares son frases que hacen que me hierva la sangre, que pierda los estribos y que me entren unas incontrolables ganas de abrir cráneos con barras de hierro oxidado como si de cocos se tratase.

Que la clase dirigente está ahí porque la gente les ha elegido (más o menos, esto ya lo trataré otro día, que da para largo) y no son ni mejores ni están mejor preparados que el español medio. Y eso es algo mediocre (que también es otro tema que da para lo suyo...).

Que gente con menos luces que un barco fantasma decida, por poner un ejemplo, que reducir la velocidad máxima en las autovías ahorra mucho combustible es cuando menos irrisorio. Algo se ahorra, claro que sí, pero en tiempos crisis como en los que estamos, ¿alguien se cree que no haya afán recaudatorio? Eso de engañar a la gente que te paga el sueldo está bastante feo.

En una democracia lo que se suele hacer en estos casos es obligar al gobierno a que abandone por haber perdido la confianza de sus ciudadanos (si bien afirmo rotundamente que la oposición no es mejor que lo que hay). Aunque claro, esto es España.

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