A todos nos gusta nuestro culo

Resulta que últimamente ando dándole vueltas al tema de la superioridad moral; de qué argumentos usa la gente para justificarse, o si llegan a utilizar alguno. Resulta que sin darme cuenta ya lo comenté en otro sitio pero no era más que un tema lateral.

No sé, me parece muy curioso comprobar cómo nos relacionamos con los demás. Cada uno busca siempre la superioridad en algún aspecto, o en todos. Y es más curioso todavía analizar de dónde provienen esas fuentes de superioridad. En algunos provienen de opiniones ajenas que engullen cual pavos y luego regurgitan sobre los demás, con el consiguiente asco que eso me genera. Hay otros que al menos mastican esas opiniones ajenas antes de vomitarlas, lo que es una suerte porque ya no llevan tropezones. Y existen unos pocos que digieren lo que han comido, lo razonan, lo asimilan, lo transforman y se crean un criterio que luego exponen.

Resulta que ésos me caen hasta bien.

Puedo estar de acuerdo con sus opiniones o totalmente en contra, incluso en cualquier punto intermedio del espectro de conformidad. Pero me encanta la gente que piensa lo que dice; que tiene argumentos para defender su opinión. Y puesto que no creo que existan verdades absolutas, es una opinión que puede ser cierta en mayor o menor medida, por tanto permiten un margen de discusión muy apropiado y entretenido. Si existe algo parecido a la superioridad moral debe provenir de discusiones así.

Aunque claro, también están aquellos que aunque razonan creen que su razón es la única verdadera. Éstos son la excepción. Me caen peor que los de los tropezones, porque es frustrante que alguien con la capacidad de razonar se vea cegado por una actitud dogmática que no permite ningún tipo de discusión. Es como vocear a una pared; da igual lo que argumentes, ellos no se van a mover. Su solidez de principios es encomiable, pero su inmovilidad hace que cuanto más fuerte sea dicha solidez más grande será la hostia que les espera cuando se derribe el muro. Cariñosamente les llamo sacos de carne.

Creo que no me equivocaré al citar a un gran maestro, Mr. Clint Eastwood, al decir que las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene el suyo. Y a todos nos gusta nuestra opinión, sino tendríamos otra. Sin embargo creo que permitirse el lujo de recrearse demasiado en el criterio propio sin aceptar ninguna discusión es una especie de onanismo mental muy poco saludable y absolutamente deleznable. En serio, es muy sano reírse de uno mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario